La base de cualquier negocio es el cliente ya que es quien compra
nuestros productos o nuestros servicios. Si no vendemos, nuestro negocio no es
viable. Pero ¿somos conscientes de la importancia de nuestros clientes? ¿les
conocemos? ¿son todos iguales? ¿tienen todos el mismo valor? ¿gestionamos bien
nuestra relación con ellos? ¿les tratamos bien? ¿sabemos lo que les interesa?
¿sabemos lo que necesitan? ...
Yo me encuentro empresas que
gestionan bien su relación con los clientes y empresas que no valoran lo
suficiente la importancia que tienen y se centran tan sólo en vender su producto
sin realizar ningún tipo de gestión de sus clientes. Para mi esta última opción
pierde múltiples oportunidades de negocio a medio y largo plazo, ya que el
conocimiento de los clientes nos ayuda a mejorar nuestro servicio y a identificar
nuevas posibilidades de desarrollo de nuestro negocio fortaleciéndonos frente a
la competencia.
A la hora de gestionar nuestra
relación con los clientes, el primer paso que tenemos que realizar es identificar y conocer el cliente al que
dirigimos nuestro negocio. Esta frase parece de sentido común pero no es
difícil encontrar a empresarios que no se han parado a definir exhaustivamente el
tipo de cliente al que dirigen su negocio. Lo ideal es hacer esta
identificación en el diseño y primeros pasos del desarrollo del negocio.
Una definición clara del cliente
al que nos dirigimos es clave para
desarrollar nuestro negocio y posteriormente diseñar y realizar aquellas actividades de marketing necesarias
para acercarles nuestros productos o servicios. Si no conocemos a nuestro
cliente objetivo ¿cómo podemos comunicarle nuestros productos?
No tienen la misma tipología de
cliente un restaurante de comida rápida, un bar de tapas, un lounge bar, un
restaurante de menú o un restaurante con carta a precio medio de 40€. Tampoco
se dirigen a los mismos clientes una tienda de complementos, una joyería, una
tienda de moda juvenil o una papelería. Cada uno de estos negocios se dirige a
un tipo de cliente o a unos grupos de clientes determinados. Cuanto mejor les
identifiquemos más eficaces e incluso económicas
serán nuestras actividades de marketing y comunicación.
En ocasiones nos encontramos en
nuestras ciudades negocios que abren y al cabo de un tiempo cierran (comercios,
restaurantes, bares, ….). Pienso que una causa de ello es que no se ha
realizado una reflexión detallada del cliente al que se dirige el negocio y sin
conocer bien el cliente es muy complicado comunicar y promocionar nuestros
servicios y conseguir buenos resultados. Parece que se espera que los clientes
entren por sí solos a las tiendas y restaurantes.
Por otro lado, las empresas se
mueven en escenarios en permanente movimiento,
en donde continuamente deben hacer frente a problemas y amenazas que van
surgiendo y que afectan al desarrollo de su negocio (actividad de los
competidores, aparición de nuevas empresas, nuevos productos, nuevas
necesidades, …). Pero debemos ser conscientes que por encima de ello se encuentra el cliente. Si conocemos bien a
nuestro cliente podremos hacer frente mejor a los problemas que puedan ir
surgiendo y fortalecernos frente a las amenazas. Si conocemos bien a nuestros
clientes podremos atenderles mejor que la competencia y ofrecerles productos y
servicios más adecuados a sus necesidades y mejores que los que les puedan ofrecer
los demás.
No podemos olvidar que lo que nuestros clientes buscan en nuestra empresa es la satisfacción de una necesidad
y esa necesidad se puede satisfacer por
muchas empresas, no somos lo únicos en satisfacerla. Por eso tenemos que
valorar nuestra relación con el cliente.
Si ponemos el ejemplo de una heladería podemos ver que la base de su
negocio es la venta de helados. Los helados cubren diferentes necesidades de
las personas: los clientes compran helados porque pueden tener calor y el
helado les refresca; porque pueden tener hambre y el helado les alimenta;
porque pueden querer pasar un buen rato en la terraza de la heladería charlando
con amigos, ….
Pero no sólo las heladerías y los
helados cubren esas necesidades. Podemos comprar helados en bares,
restaurantes, supermercados, fast food restaurants, otras heladerías, …Y hay
productos sustitutivos que satisfacen las mismas necesidades que la que cubren
los helados (polos, granizados, batidos, yogures helados, sándwiches, té
helado, café helado, refrescos, …) y estos productos los pueden ofrecer
diferentes tipos de empresas.
Por ello, en este caso, hay que ofrecer
helados de calidad, a un precio adecuado, ofrecer un buen trato a los clientes,
ser agradable, …, en definitiva tratar de fidelizar a los clientes gracias a
nuestros productos y nuestro servicio. En ocasiones se valora más el servicio
que el propio producto.
Es difícil conseguir un cliente pero fácil perderlo. Por eso
tenemos que valorar nuestra relación con él y gestionarla bien.
Si conocemos bien al cliente al
que nos dirigimos y somos capaces de satisfacer sus necesidades presentes y las
que puedan ir surgiendo en el futuro nuestra empresa se irá desarrollando en la
dirección adecuada y podremos soñar con tener “el mundo al alcance de la mano”.
Merece la pena pensar en ello.
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