Hoy más que nunca es importante
que tomemos conciencia de la importancia
que tiene nuestra formación.
No me refiero sólo a la formación
que vamos adquiriendo desde pequeños, que en muchos casos termina
lamentablemente cuando nos ponemos a trabajar, sino también a aquella que debemos
ir adquiriendo a lo largo de nuestra carrera profesional y que nos ayudará a
afrontar nuestro futuro con mayor seguridad..
En estos momentos vivimos en un
entorno muy competitivo en el que cada vez se hace más necesario ser mejor y diferenciarse respecto a los
demás. Ésta es una frase que se escucha habitualmente entre las empresas pero tenemos
que aplicarla también a nuestra vida personal.
Yo soy economista y uno de los
primeros recuerdos que tengo tras acabar la licenciatura fue la oportunidad que
tuve de asistir a una conferencia que dio el gran economista estadounidense Kenneth Galbraith en Madrid (año 1994 ó
1995). Uno de los consejos que nos dio fue que invirtiéramos en formación. “La
formación es la clave del desarrollo. ¿A que no conocen ningún país
desarrollado cuya población no esté formada? Inviertan en formación”.
Vivimos actualmente una situación
difícil provocada por la crisis que estamos sufriendo. Nos encontramos con unas
Administraciones Públicas que están recortando
recursos en todos los sitios; y uno de esas áreas es la educación. Yo estoy
de acuerdo con Galbraith y pienso que es un error. Si queremos desarrollar
nuestra economía y transformar nuestro
modelo productivo y económico debemos apostar por la inversión en
educación. ¿Cómo vamos a cambiar nuestro modelo si no invertimos en hacerlo?. No
es un gasto, es una inversión que, si la hacemos bien, nos aportará beneficios
a medio plazo.
El primer problema que yo veo es
que no se si hemos pensado bien en el modelo económico que queremos para
España.¿Cómo queremos que sea España? ¿En qué queremos basar nuestro desarrollo
económico? ¿Qué sectores económicos queremos reforzar y potenciar para que sean
el motor de nuestra economía? ¿Dónde queremos que se encuentre España? ¿País de
I+D+i, industrializado, bajo coste, turístico, …?
¿Queremos parecernos a nuestros
vecinos europeos o no? Una u otra respuesta lleva asociadas políticas
diferentes.
Si elegimos parecernos a los
países europeos tenemos que ser conscientes de que tendremos que competir con
los países más desarrollados y para ello tenemos que diseñar el modelo económico
apropiado para hacerlo. Y para su desarrollo la inversión en educación y
formación es imprescindible. Hay que invertir en la modernización de sectores
tradicionales y en el desarrollo de nuevos sectores y tecnologías que nos
permitan posicionarnos en el mercado. Y esto no se cambia solo sino que es
necesaria una inversión. ¿Qué hace Alemania? ¿Francia? ¿Suecia? ¿Finlandia?
¿Holanda? … ¿Qué modelo siguen? …. ¿Pensáis que no invierten en educación y
formación? ….
Pero la situación es la que es y
no parece que vaya a cambiar mucho por reflexionar en este artículo la
necesidad de seguir invirtiendo en formación para poder desarrollar un nuevo
modelo económico.
Sin embargo, nosotros,
individualmente, tenemos que pensar en
la importancia que debe tener para nosotros la inversión en formación.
Vivimos en un mundo globalizado y cada vez más competitivo y cambiante y
tenemos que ser capaces de ir adaptándonos a él, aprovechando las oportunidades
que se nos presenten y haciendo frente a las amenazas que nos puedan ir
surgiendo a lo largo de nuestra carrera profesional.
No hace mucho tiempo la gente
trabajaba en las empresas y se vivía con relativa tranquilidad fruto de la
estabilidad de la que se disfrutaba. Esta situación ha cambiado y en estos
momentos te puede cambiar la vida de un día para otro. Tenemos que hacer todo
lo posible para minimizar ese impacto
y la formación personal es una pieza clave para ello. Incluso van apareciendo
empleos que antes no existían …. ¿nos los queremos perder? ¿no pueden ser una buena
oportunidad?
Tenemos que “aprender” a convivir
constantemente con una “inversión en
formación” que nos vaya fortaleciendo. Al igual que cuidamos nuestra
imagen, nuestra salud, nuestras relaciones personales, tenemos que cuidar nuestras capacidades. Éstas
serán la clave para encontrar nuevas oportunidades.
Nuestra fortaleza personal y
profesional vendrá dada por lo que sabemos y podemos hacer.
Debemos ser conscientes de la
importancia que tienen nuestras capacidades. Tenemos que pensar que somos un activo económico. Igual que cuando
compras un coche estás comprando, a un precio determinado, un diseño, un motor,
unas prestaciones determinadas, …. Nosotros nos tenemos que valorizar y esa
valorización viene determinada por lo que somos
capaces de ofrecer al mercado. Se trata de aportar nuestra experiencia y
conocimientos en beneficio del desarrollo empresarial, base del desarrollo
económico y de nuestro desarrollo personal y familiar, ya que es el que nos
paga el sueldo a fin de mes.
Alguno puede extrañarse de que
defina a las personas como un activo económico, pero es que desde el momento
que te pagan por tu trabajo entiendo que se es un activo económico.
He de confesaros que yo he
empezado a pensar en todo esto en los últimos tiempos. En mi trabajo nunca
había dado mucha importancia a mi formación personal. Me limitaba a mi
licenciatura en Ciencias Económicas, a mis idiomas y a la formación que me iba
dando mi compañía para ir desarrollando mi trabajo.
Sin embargo, la crisis me ha
hecho reflexionar sobre todo ello. He visto que esa actitud que tenía era
errónea y ahora estoy desarrollando un plan de formación personal que me
permita afrontar las posibles dificultades que puedan llegar o aprovechar las
oportunidades que aparezcan.
Pienso que no podemos dejar de
formarnos y adquirir conocimientos y capacidades en aquellos campos de
desarrollo profesional que más nos interesen.
Yo trabajo día a día, pensando a
corto plazo y viviendo cada momento y proyecto como una oportunidad de
desarrollo personal.
Mi inversión en formación se basa
en los siguientes tres pilares:
- Experiencia que se va enriqueciendo constantemente (hay que ser consciente de su importancia)
- Formación de la empresa: formación en los temas que le interesan a tu empresa para el desarrollo de tu trabajo.
- Formación personal: formación en los temas que te interesan a ti para tu propio desarrollo personal y profesional.
Todo ello debe de venir unido a
un espíritu de constante aprendizaje y ganas de aprender. La combinación de estos tres factores te
permitirán ofrecer algo atractivo al
mercado en caso de que lo necesites.
Os animo a cuidar vuestro
desarrollo personal y profesional, independientemente de la formación que
tengáis y el trabajo que desarrolléis. Lo bueno de esta recomendación es que si
la seguís siempre iréis a mejor. La formación permanente en una buena
estrategia para ello. Si eres capaz de hacerlo, tendrás “El mundo al alcance de
la mano”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario