sábado, 21 de septiembre de 2013

Tenemos que aprender a formarnos constantemente

Hoy más que nunca es importante que tomemos conciencia de la importancia que tiene nuestra formación.

No me refiero sólo a la formación que vamos adquiriendo desde pequeños, que en muchos casos termina lamentablemente cuando nos ponemos a trabajar, sino también a aquella que debemos ir adquiriendo a lo largo de nuestra carrera profesional y que nos ayudará a afrontar nuestro futuro con mayor seguridad..

En estos momentos vivimos en un entorno muy competitivo en el que cada vez se hace más necesario ser mejor y diferenciarse respecto a los demás. Ésta es una frase que se escucha habitualmente entre las empresas pero tenemos que aplicarla también a nuestra vida personal.

Yo soy economista y uno de los primeros recuerdos que tengo tras acabar la licenciatura fue la oportunidad que tuve de asistir a una conferencia que dio el gran economista estadounidense Kenneth Galbraith en Madrid (año 1994 ó 1995). Uno de los consejos que nos dio fue que invirtiéramos en formación. “La formación es la clave del desarrollo. ¿A que no conocen ningún país desarrollado cuya población no esté formada? Inviertan en formación”.

Vivimos actualmente una situación difícil provocada por la crisis que estamos sufriendo. Nos encontramos con unas Administraciones Públicas que están recortando recursos en todos los sitios; y uno de esas áreas es la educación. Yo estoy de acuerdo con Galbraith y pienso que es un error. Si queremos desarrollar nuestra economía y transformar nuestro modelo productivo y económico debemos apostar por la inversión en educación. ¿Cómo vamos a cambiar nuestro modelo si no invertimos en hacerlo?. No es un gasto, es una inversión que, si la hacemos bien, nos aportará beneficios a medio plazo.

El primer problema que yo veo es que no se si hemos pensado bien en el modelo económico que queremos para España.¿Cómo queremos que sea España? ¿En qué queremos basar nuestro desarrollo económico? ¿Qué sectores económicos queremos reforzar y potenciar para que sean el motor de nuestra economía? ¿Dónde queremos que se encuentre España? ¿País de I+D+i,  industrializado, bajo coste,  turístico, …?

¿Queremos parecernos a nuestros vecinos europeos o no? Una u otra respuesta lleva asociadas políticas diferentes.

Si elegimos parecernos a los países europeos tenemos que ser conscientes de que tendremos que competir con los países más desarrollados y para ello tenemos que diseñar el modelo económico apropiado para hacerlo. Y para su desarrollo la inversión en educación y formación es imprescindible. Hay que invertir en la modernización de sectores tradicionales y en el desarrollo de nuevos sectores y tecnologías que nos permitan posicionarnos en el mercado. Y esto no se cambia solo sino que es necesaria una inversión. ¿Qué hace Alemania? ¿Francia? ¿Suecia? ¿Finlandia? ¿Holanda? … ¿Qué modelo siguen? …. ¿Pensáis que no invierten en educación y formación? ….

Pero la situación es la que es y no parece que vaya a cambiar mucho por reflexionar en este artículo la necesidad de seguir invirtiendo en formación para poder desarrollar un nuevo modelo económico.

Sin embargo, nosotros, individualmente, tenemos que pensar en la importancia que debe tener para nosotros la inversión en formación. Vivimos en un mundo globalizado y cada vez más competitivo y cambiante y tenemos que ser capaces de ir adaptándonos a él, aprovechando las oportunidades que se nos presenten y haciendo frente a las amenazas que nos puedan ir surgiendo a lo largo de nuestra carrera profesional.

No hace mucho tiempo la gente trabajaba en las empresas y se vivía con relativa tranquilidad fruto de la estabilidad de la que se disfrutaba. Esta situación ha cambiado y en estos momentos te puede cambiar la vida de un día para otro. Tenemos que hacer todo lo posible para minimizar ese impacto y la formación personal es una pieza clave para ello. Incluso van apareciendo empleos que antes no existían …. ¿nos los queremos perder? ¿no pueden ser una buena oportunidad?

Tenemos que “aprender” a convivir constantemente con una “inversión en formación” que nos vaya fortaleciendo. Al igual que cuidamos nuestra imagen, nuestra salud, nuestras relaciones personales, tenemos que cuidar nuestras capacidades. Éstas serán la clave para encontrar nuevas oportunidades.

Nuestra fortaleza personal y profesional vendrá dada por lo que sabemos y podemos hacer.

Debemos ser conscientes de la importancia que tienen nuestras capacidades. Tenemos que pensar que somos un activo económico. Igual que cuando compras un coche estás comprando, a un precio determinado, un diseño, un motor, unas prestaciones determinadas, …. Nosotros nos tenemos que valorizar y esa valorización viene determinada por lo que somos capaces de ofrecer al mercado. Se trata de aportar nuestra experiencia y conocimientos en beneficio del desarrollo empresarial, base del desarrollo económico y de nuestro desarrollo personal y familiar, ya que es el que nos paga el sueldo a fin de mes.

Alguno puede extrañarse de que defina a las personas como un activo económico, pero es que desde el momento que te pagan por tu trabajo entiendo que se es un activo económico.

He de confesaros que yo he empezado a pensar en todo esto en los últimos tiempos. En mi trabajo nunca había dado mucha importancia a mi formación personal. Me limitaba a mi licenciatura en Ciencias Económicas, a mis idiomas y a la formación que me iba dando mi compañía para ir desarrollando mi trabajo.

Sin embargo, la crisis me ha hecho reflexionar sobre todo ello. He visto que esa actitud que tenía era errónea y ahora estoy desarrollando un plan de formación personal que me permita afrontar las posibles dificultades que puedan llegar o aprovechar las oportunidades que aparezcan.

Pienso que no podemos dejar de formarnos y adquirir conocimientos y capacidades en aquellos campos de desarrollo profesional que más nos interesen.

Yo trabajo día a día, pensando a corto plazo y viviendo cada momento y proyecto como una oportunidad de desarrollo personal.

Mi inversión en formación se basa en los siguientes tres pilares:

  • Experiencia que se va enriqueciendo constantemente (hay que ser consciente de su importancia)
  • Formación de la empresa: formación en los temas que le interesan a tu empresa para el desarrollo de tu trabajo.
  • Formación personal: formación en los temas que te interesan a ti para tu propio desarrollo personal y profesional.

Todo ello debe de venir unido a un espíritu de constante aprendizaje y ganas de aprender.  La combinación de estos tres factores te permitirán ofrecer algo atractivo al mercado en caso de que lo necesites.

Os animo a cuidar vuestro desarrollo personal y profesional, independientemente de la formación que tengáis y el trabajo que desarrolléis. Lo bueno de esta recomendación es que si la seguís siempre iréis a mejor. La formación permanente en una buena estrategia para ello. Si eres capaz de hacerlo, tendrás “El mundo al alcance de la mano”.


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